Estos días de soledad y reflexión en los que me escucho y hago lo que me apetece sin tener en cuenta lo que podrían pensar los demás (no visitar facebook ayuda mucho), pienso en la clase de empleo que deseo. No quiero posicionarme o demostrar a nadie que soy buena. Sólo quiero hacer un trabajo en el que pueda ofrecer lo mejor de mí. Solucionar problemas sin miedo ni presión, solamente por contribuir, como si fuera un juego.
Siempre he sido buena estudiante porque de algún modo me lo tomaba como un juego (los ejercicios, no los exámenes). Hasta cierto punto era un sentido de la responsabilidad inculcado en casa: era estudiante y tenía que hacerlo lo mejor posible. No por las notas, sino por la tarea en sí. Hacerlo por mí misma, para ver qué resultado obtenía. Aun así, todo esto es como una sensación o recuerdo muy tenue que convive con el ambiente de presión, de comparación y de miedo que fue la universidad. El leitmotiv que impregnaba todo y a todos: sé el mejor, destaca, porque así estarás preparado para salvarte cuando salgas al mundo.
Una pregunta en el aire estos días ha sido ¿Por qué elegí Ciencias Políticas? Y la primera respuesta que me ha venido ha sido para otra pregunta: ¿Cómo elegí estudiar Ciencias Políticas? Sin miedo. Elegí la carrera que más me gustaba en aquel momento. No tuve en cuenta si esta elección me haría más competitiva en el futuro. Realmente, puedo decir que apliqué la siguiente fórmula: “si pudiera elegir cualquier carrera, sin pensar en el futuro, sólo por lo que me gusta ahora ¿qué elegiría?”. Claramente, sólo pude tomar esta decisión gracias al apoyo de mis padres.
Recuerdo a mi madre preguntándome qué era lo que más me gustaba. Fue su confianza en mí la que me preservó de otras vías que otros adultos de mi entorno querían para mí. Mi profesor de historia de 4º de la ESO me recomendó elegir el bachillerato de ciencias porque sería la única vía de conseguir un trabajo. Yo sacaba 10 en todo. Todo me gustaba… y era algo complicado elegir simplemente porque tenía todas las vías abiertas. Pero me “vibraban” más las ciencias sociales.
Haciendo "limpieza" en el ordenador he encontrado un escrito que redacté al respecto con 16 años, justo al empezar el bachillerato, y que entregué a mi profesor de filosofía. Lo incluyo aquí porque es un reflejo fiel de lo que pasaba por mi cabeza. Aun así, hoy en día le quitaría dramatismo, lo haría más conciliador... pero resulta curioso ver cómo me expresaba en aquella época.
Algo similar ocurrió a la hora de elegir una carrera. Mi profesora de economía (auténtica “tutora” durante el bachillerato por afinidad personal) nos recomendó que eligiera la doble carrera de ADE y Derecho, de nuevo, porque se supone que es lo que eligen los ganadores. Sin embargo, esa opción no me atraía. Elegí carrera casi casi en el último momento. Recuerdo un montón de folletos con todas las carreras y sus asignaturas. Y la que me hizo sentir algo fue Ciencias Políticas. Racionalmente, vi una mezcla de historia, economía, derecho, geografía. Y nunca me arrepentí.
Haciendo "limpieza" en el ordenador he encontrado un escrito que redacté al respecto con 16 años, justo al empezar el bachillerato, y que entregué a mi profesor de filosofía. Lo incluyo aquí porque es un reflejo fiel de lo que pasaba por mi cabeza. Aun así, hoy en día le quitaría dramatismo, lo haría más conciliador... pero resulta curioso ver cómo me expresaba en aquella época.
Algo similar ocurrió a la hora de elegir una carrera. Mi profesora de economía (auténtica “tutora” durante el bachillerato por afinidad personal) nos recomendó que eligiera la doble carrera de ADE y Derecho, de nuevo, porque se supone que es lo que eligen los ganadores. Sin embargo, esa opción no me atraía. Elegí carrera casi casi en el último momento. Recuerdo un montón de folletos con todas las carreras y sus asignaturas. Y la que me hizo sentir algo fue Ciencias Políticas. Racionalmente, vi una mezcla de historia, economía, derecho, geografía. Y nunca me arrepentí.
Tan sólo me han entrado dudas al posicionarme para encontrar trabajo y estar con gente que piensa que es una carrera demasiado abstracta… que no me prepara para destacar o ser la mejor en algo concreto, reconocible para mi futuro empleador. Una figura cercana de mi departamento, por ejemplo, en varias ocasiones me ha dicho que nunca recomendaría a un joven estudiar Ciencias Políticas solamente, que sólo lo haría si se combina con Derecho.
Pero me niego a aceptar este enfoque tan rígido. Obviamente, no me contratarán para que construya un avión. Pero a lo largo de este tiempo he desarrollado muchas aptitudes que me han capacitado para realizar muchos empleos. Y, sobre todo, a perfilar mi personalidad.
Pero me niego a aceptar este enfoque tan rígido. Obviamente, no me contratarán para que construya un avión. Pero a lo largo de este tiempo he desarrollado muchas aptitudes que me han capacitado para realizar muchos empleos. Y, sobre todo, a perfilar mi personalidad.
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