A modo de regalo navideño... me ha apetecido transcribir y editar un poco el capítulo que Helen M. Luke dedicó al dinero en su obra La vía de la mujer. El despertar del eterno Femenino. Hasta el momento, la mejor reflexión acerca del dinero que he leído.
¡Espero que os guste tanto como a mí! Y, desde luego, vale la pena comprar el libro (aunque es complicado encontrarlo en tiendas... de ahí la idea de compartir por esta vía).
Estatua de Juno Moneta
en el
Museo del Louvre
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La
palabra “moneda” se deriva de la palabra latina moneta, que significa
casa de moneda o dinero, y era originalmente el nombre de la diosa en cuyo
templo se acuñaba en Roma el dinero. Es ciertamente significativo que la diosa en
cuyo templo –de cuyo útero, por así decir—se extendió la acuñación de moneda a
nuestra civilización se halle hundida en la oscuridad y haya sido olvidada,
mientras que el dinero, que le había sido consagrado originalmente, ha
adquirido un poder autónomo creciente y es venerado sin vergüenza como un fin
en sí mismo.